Tenía perseguidores por todos lados. Después de un blackout, aparezco en casa de mis padres; mi padre estaba presente, junto con otros tres o cuatro individuos. Empieza el diálogo entre ellos y yo. Yo solo podía decirles que me liberaran, pero ellos no comprendían a qué me refería. La escena iba cambiando: del supermercado a la calle y a otros lugares que no recuerdo.
Con el tiempo, les descubro la tapadera: es como si me estuvieran protegiendo, porque estaba descubriendo algo importante y no querían que me hiciera daño (no recuerdo expresamente la conversación). Sí recuerdo que mi padre me dijo que él era "el cocinero" —a él le gusta mucho la cocina— y el resto dijeron su "profesión", no la real, sino la elegida con el tiempo y la vida. Yo no encontraba esa "profesión".
Blackout de nuevo. Aparezco en la calle, y el sueño se convierte en el sueño más lúcido que he tenido en la vida. De verdad podía hacer lo que quisiera y era como "realidad". De hecho, había una escena en la que disparaba como en un videojuego y aparecían delante de mí las parábolas para poder disparar mejor, como en un juego de niños.
También aparecía un ladrón por mi pueblo, y me ponía a perseguirlo. Podía llamar a perros con silbidos, y estos iban apareciendo calle por calle, hasta que llegaba al ladrón, que estaba con mi tía, mi prima y unas amigas de mi prima, que se pusieron a hablar conmigo. Y escena final de si yo tenía un nombre no dado por mis padres, les dije que Cento y torcieron un poco el morro...
Blackout y despertar: súper tranquilo y despejado, antes de que sonara el despertador, y muy clarividente.
La conclusión del sueño era que no tenemos que preocuparnos tanto por la vida real, porque es donde nuestro cuerpo se relaciona y vive su vida. Pero en los sueños hay otro mundo donde puedes hacer de todo, y no importan el dinero ni la fama. Sirve para quitarle peso a todos los problemas diarios, aunque queda claro que tienes que tener una buena vida terrenal para no tener problemas igualmente.