...y fue a la mañana siguiente cuando un dolor de cabeza me impedía adivinar quien era, donde estaba o la hora que era. Una voz cálida me instaba a quedarme durmiendo un poco más, tan solo podía asentir moviendo la cabeza, y aunque no me acuerde del todo, sé que me abrazó durante un tiempo, esperando así poder calentar mi cuerpo y mi piel de gallina...
Esa voz volvió un poco más tarde para recordarme que era mi cumpleaños, me besaba en la frente para no contagiarse de mi aliento de noche loca. Me ayudó a recordar quien era, y que hacía allí. Así que empecé el día corriendo para no llegar tarde a su cita. Ya en el coche, escucharla cantar en el asiento del copiloto, sus canciones favoritas, y sus continuos besos hacían que cada vez el dolor de cabeza tuviese que volver por donde había venido...
Así pues después de pasar la mañana esperando en el coche y yendo a ver a aquella que me cuidó durante mucho tiempo, para felicitarle su quincuagésimo quinto cumpleaños, sí al igual que yo, nos fuimos con las manos llenas de lo suficiente para poder comer los dos juntos, y volvimos allí donde desperté.
Ya una vez allí, ella se puso manos a la obra, cocinaba con su música valenciana favorita ,rememorando así sus años de adolescente. Yo me tuve que revitalizar con una ducha caliente o no llegaría a la hora de comer. Al salir como un hombre nuevo, me acordé de que ese día dejaríamos la casa, al menos lo que quedaba de año, así que para poder pegarme una siesta por la tarde, me puse manos a la obra con la limpieza. Me sentía feliz limpiando, cuál criada de película americana, me puse música movidita y de fondo sus cantos valencianos....
Siendo ya hora de comer y con la mesa preparada, ella estaba contenta, yo más. Iba a engordar a base de queso, verdura y felicidad, así que tan solo nos quedó disfrutar del manjar y de la compañía no tan merecida. Para poner la guinda al pastel, conseguí mi primer ramo de flores, flores con demasiada tela pero perfectas para que no se pudiese maquillar mi sonrisa de la cara.
Por todo esto, tan solo me quedaba descansar lo que la noche anterior me había quitado, 4 horas de siesta después y sudor por todo mi cuerpo, me trajeron de nuevo al mundo. Con ella abrazada a mi cuál Koala y volviendome a felicitar, tan solo pude decirle.....
"Gràcies per tot, M'encantes."
B.W
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