Hoy puedo pensar en el pasado. Para saber que puedo estar orgulloso
de mí mismo. Ya que comparándome con aquel renacuajo que apenas
podía valerse por si mismo, ahora puedo intentar ayudar a aquellos
que más lo necesitan y seguir avanzando…
Colaborar con la cruz roja, de cierto modo puede resultar
infructífero, y más meterse a cuidar a niños jóvenes con las
hormonas a flor de piel. Pero después de verles reír y disfrutar de
las actividades que preparas, aunque estas fallen, llena un hueco en
el cuerpo que sólo es muy complicado de llenar.
Espero que poco a poco la gente levante el culo del sofá y comprenda
que es necesario colaborar con aquellas iniciativas que ayudan a los
más desfavorecidos. No ya por la necesidad que ellos necesitan, que
es mucha, sino porque es esto lo que te llena de fuerza para avanzar con tus problemas, ya que se quedan enanos.
“Ayudar a la gente tal vez no mejore su vida,
pero la tuya la cambia por completo.”
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