dijous, 29 de gener del 2015

De la Safor?

Estaba mirando por la ventana, allí había dos mujeres hablando, seguramente sobre sus maridos, ya que la frase más repetida era "Es que eu faig jo tot!!", mientras tanto estaban los hijos dándole vueltas a una farola, jugando al pilla-pilla, por lo que parecía. Mirando más profúndamente, en la casa de al lado, por la ventana, se veían dos jóvenes homosexuales practicando sexo. Más tarde salía yo de casa, hacía mucho frío, típico de finales de Enero, me subí la cremallera, del pantalón, y empecé a caminar, no iba a ningún sitio, pero buscaba ver más escenas de vida, para así llenar mi vida. Por el camino vi un hombre, tenía un bigote espeso y negro, vestía una gabardina negra y llevaba un sombrero de copa, difícil de ver en un pueblo de la costa Mediterránea, pero más tarde, allí estaba la respuesta a mis dudas, llevaba un maletín donde ponía, "Cobrador Del Frac" y esperaba que saliera el carnicero del pueblo, que por lo visto no las tenía todas consigo. Si detenerme más con él, anduve como un niño por el borde de la acera, intentando no caer ni al fuego de mis pensamientos ni al mar de rutina, cuando un niño del pueblo apodado "Tuerto" me pidió que le ayudase, sus amigos le habían robado la merienda y su madre le dijo que si no se lo acababa todo que no volviese a casa, me dijo donde estaban esos 'amigos' y al verme ellos simplemente se lo devolvieron y sin sermón alguno me fui a seguir el camino, esta vez por otro lado, por mi percance, aunque al girar la esquina volví a oír los lloros del "Tuerto", pero seguí. Pasé por delante del frontón abandonado del pueblo, propiedad de la iglesia, allí había dos jóvenes del pueblo que recogían los restos de las obras de los días anteriores y al verme me dijeron: "Tu no has vist res, val?" y se despidieron con un guiño, no se por qué me lo dijeron, si todo el mundo sabía que cogían cosas para su recién estrenado huerto. Cómo no, siempre hay un bar en el pueblo, allí estaban los más ancianos del pueblo y todos esos jóvenes que ya querían envejecer haciendo del bar su rutina, se oía: "Bac, Rebac" y "Me cague'n Déu". Cuando ya quería volver a casa, sin querer tope con unas señoras, sólo me preguntaban "I tu de qui eres?" yo lo entendía por que ya llevaba 10 días allí y mi madre me dijo que las abuelas de pueblo siempre preguntan lo mismo, pero no me gustaba hablar con extraños, así que le respondí con mi mal Valenciano "Xo soc de la família Pérez" y simplemente volví a casa.

Seis meses más tarde, Vicente, pasó a llamarse Cento y ahora era él quien decía "Me Cague'n Déu" al bar, con un valenciano mediano

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