dilluns, 19 de gener del 2015

Sin ton ni son...

El frío corría por tus piernas, bordeaba tu sensual culo, pasando por cada nalga y erizando ese bello imperceptible por la vista, pero inconfundible por el tacto. Más tarde caía, como de un remolino se tratase, dentro de tu minúsculo ombligo, para luego salir en línea recta y por el camino más rápido, saliendo así despedido a los rascacielos de tus pezones y coronando así tus hermosos pechos para dejarlos con la piel de gallina, además aumentando esos rascacielos... Al pasar por tu corto,  comestible, incluso sabroso cuello, se para allí arriba para ver tu cuerpo entero, soñando en coronar el pico más alto, sin embargo ve allí tus labios, quedándose a quitarte el aliento para marchitar así tu saliva y poder contemplar tus ojos, grandes como espejos, pardos como el Oso más duro y oscuros sin más ni menos. 

"Nunca tuve tanta envidia del frío como anoche."
                                                                        B.W

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