dimarts, 22 de juliol del 2014

Bello Elixir de Antaño



Respírala, una y dos veces, deja fluir el viento por dentro de tu cuerpo, cómo si arriba del Everest se tratase. Huélela, una y dos veces, deja fluir el aroma por dentro de tu cerebro, extasiando así tus sentimientos y también tus recuerdos. Tócala y vuelve a tocarla, nota sus pliegues, su piel gastada por el tiempo como si dunas del desierto fuesen. Escúchala y ahora con una vez te basta, no serà como una arpa, tampoco como un piano, pero tal vez tenga un ritmo inesperado, que te mueve, te hace sentir, sentirte vivo. Ahora mirala, todas las veces que quieras, esta vez compararlo con mirar las 7 maravillas del planeta, es quedarse corto, por lo tanto lo describiré tal y cómo fue


Pieses pequeños,
sin un ápice de temblor,
encima de zapatillas,
tal vez más grandes
 que sus pieses.
Unas uñas
del color
del atardecer,
pelos por salir,
sin poder.
Cómo cataratas
de oro blanco,
bajan des del cielo azul
hasta sus pieses,
sus picopiernas,
con peces negros
intentado salir afuera
 para salvarse.
Arriba de las cataratas,
ese cielo azul,
cubriendo sus partes,
tanto del frio
 cómo de los picos.
Un valle,
pequeña pero sensible,
al lado de llanuras color nube,
que te llevan hasta sus montañas.
 Grandes y con picos
mellizas no gemelas
pero perfectas
 para que escalen
tus dedos.
Gollete ni grande ni pico
pero si bueno
para morder.
Y para plato final,
el Bello Elixir de Antaño,
mofletes al lado
picolabios
que tanto desea uno,
orejas a medida
para la lengua,
ojos color arena
y pestañas
 color noche sin luna.
Cejas sin red
y pelo berenjena,
más corto que largo.
Y dentro de este cuerpecito,
corazón inmenso, 
pero mejor entendimiento.

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