dilluns, 4 d’agost del 2014

1.0

Fue el verano de 1974, en aquel pueblo pequeño, lleno de niños, cómo yo. No sabia que seria el último en el que me pararía bajo mis piernas. 16:30 de la tarde, el sol nos hería con sus rayos invisibles, nosotros sin darnos cuenta, en el cielo ninguna nube mirando y los pájaros resonando. Nosotros sonreíamos, jugábamos al pilla-pilla, nuestros padres hacían la siesta a la sombra de un árbol, algunos padres nos obligaban a ponernos crema y beber un poco de agua. 

Fue tan rápido.. pero lo recuerdo todo, corría y corría detrás de Ambrosio, él no paraba de reírse, ya que más rápido que yo era. De pronto, pare de correr, miré al cielo y estaba lleno de pájaros volando a mi alrededor, intenté verlos todos con un giro de cabeza, me fijé, el sol ya no estaba y en el cielo reinaba el negro, no me acuerdo si eran nubes o que eran, pero si que recuerdo que fue lo último que vi.

Cuando abrí los ojos, miré a mi alrededor, todo era blanco, encima de una cama, no mi cama, pero una cama era, con sus sábanas blancas sin dibujo alguno, a mi lado una especie de palo largo, con una bolsa llena de, aparentemente, agua. A mi otro lado, mi padre durmiendo en el sillón, recuerdo que cuando se despertó 2 minutos después que yo, empezó a llamar a un tal "médico" pero yo ya no podía abrir los ojos.

Mi segundo intento, estaba delante de mis padres y dos enfermeras muy bonitas, y también un señor mayor con gafas. Ellos no estaban mirándome, pero hablaban entre ellos, las palabras que no entendí bien fueron "No volverá a caminar" ya que mi madre sal corriendo de la habitación y mi padre se puso a llorar.

Ahora 40 años después, tengo 49 años, y sigo aquí, sin poder caminar, pero mis padres me compraron una silla de ruedas a mis 10 años, y aún la conservo, es mi más preciado regalo, ya que no los tengo cerca de mi. En estos 40 años he podido hacer muchas cosas, no tantas como hubiese querido ni tampoco las mismas, he estado triste y muy feliz también, nunca pensé que un ataque de calor pudiese hacer esto, pero al desmayarme caí encima de una piedra y me rompí la médula espinal por la 7a vertebra, estoy invalido des de ahí hasta las puntas de mis dedos de los pies. Conservo mis brazos y mis pensamientos, pero deje de lado poder jugar con mis amigos, salir de fiesta, incluso subir unas escaleras sin ayuda. En el básquet en silla de ruedas yo seria un 1.0 de nivel, pero tampoco juego a básquet en silla de ruedas. También tuve mis romances y mis  desengaños, no siempre por compasión, pero no como quisiera que fuesen. 

No desaparezco por no molestar a nadie, o porqué perdí mis fuerzas de vivir, simplemente viví todo lo que quise y ahora, con esta carta, os digo a todos adiós, nadie tubo la culpa de nada de esto pero lo único que quiero deciros es gracias por tratarme cómo hasta ahora, allá donde estén mis piernas, voy con ellas, caminaré por encima de las nubes y si no me veis es porqué aún no las habré encontrado, se despide de vosotros, B.W


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