No eran más de las cinco de la tarde, el sol ya no daba en la cara de las montañas
y estaba yo mirando el cielo, cielo cubierto por nubes y, pájaros, que me
avisaban de que el buen tiempo había pasado ya. Allí arriba de la cima de mi
mundo, el viento se sentía como el perfume de la novela del alemán, cuyo
nombre, simplemente, no me acuerdo.
No quería ver un cielo bonito, tampoco lo había, no quería tener miles y miles de
‘grupies’, tan solo quería esa soledad, y así poder seguir haciéndolo, sin
tener que esperar nada de nadie, ni nadie de mis actos.
Subirhasta allí, fue un camino largo, no tan duro como creía en un principio, pero
largo, casi media década. La verdad, un resumen de mi viaje sería, compañía. No
me aportaban mucho pero si lo suficiente para seguir, ya que formaron parte de
mis pasos y todos ellos sufrieron mis penas y mis alegrías, incluso algunos las
crearon.
Ahora después de 4 años, escribo esto, no en su nombre, ni tampoco en el mío, ya que mis actos dirán si seguiré hasta otra cima más alta, y allí volveré a escribir y escribiendo caeré hasta lo más bajo del subsuelo, dejando mi cuerpo a merced de los insectos o simplemente donando parte de mi a la ciencia.
En estos 4 años he tenido amor, desamor, juergas, estudio, trabajo e incluso
muertes inesperadas, todos aquellos que siguieron mis sinuosos caminos saben
que ha sido muy fácil para mí, ya que de mí no dependía.
Y sin embargo, ya que simplemente utilicé unos 10 dedos, una imaginación, una
pantalla o un papel y pincel.
“Nadie se quedará con mi casa,
aunque
no sea rentable
,ya que mí casa son mis palabras.”
B.W
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