Perdí el norte de la escritura esperando que algo tan espectacular como anteriormente sucediese. La vida empezó a tomar sentido, ese sentido cotidiano que aleja los sobresaltos y sume el cuerpo en una tranquilidad aberrante. Donde cada uno de tus movimientos se empiezan a mecanizar, tus oídos empiezan a escuchar aquello que piensas que te servirá y ya no te motivan las cosas nuevas. Pero por esta misma razón, mi cuerpo empieza a asimilar que este puede ser un buen sitio para echar raíces, raíces que se puedan romper con pocos años, pero al fin y al cabo raíces. Que te den la oportunidad de crear lazos con la gente que va apareciendo en tu vida. Que tengas alguien a quien contarle lo que harás ese fin de semana o incluso quedar con ellos para hacerlo. Crear de tus días un trabajo continuo para seguir construyendo tu vida, que en un principio era como un subidón de adrenalina pero que ahora los pasos van a ser cada vez más complicados, pero más meditados.
"Olvidé que
en las montañas rusas
también hay que subir."
B.W
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