dimecres, 1 de març del 2017

180º

¿Cómo una semana puede hacer que tu vida de una vuelta de ciento ochenta grados? Nunca lo sabré. Lo que si sé es la sensación que se te queda cuando aparecen delante de ti cosas inesperadas...

Era un sábado común por los campos de voleibol de la complutense, unas doce personas se reunieron para darle golpes a una pelota. Hubo más risas de las esperadas pero sobre ese sonido de golpes y risas, de fondo había dos personas conversando como si hiciese meses que no se veían y estuviesen en un bar tomando unas cañas...

Después de disfrutar de dos horas del mejor voleibol quedó como un día normal, sin transcendencia alguna. Pero gracias al aparato que siempre llevamos encima, las horas de conversación entre esas dos personas se convirtieron en minutos. Y no se callaban, daba igual el sueño o la distancia...

Desde ese día todo cambió, los planes juntos brotaron. No tenían suficientes días para hacerlos todos pero dejaron que uno a uno fueran apareciendo, y aunque no lo consiguiesen realizar siempre les quedaba aprender de su cultura, lengua y tradiciones. Los ojos como platos y los oídos como antenas...

Disfrutaron de la vida del otro como si fuese la propia, e incluso parecía que apenas una semana les daba permiso para creer que se conocían de toda la vida. Sus ojos conectaron, sobretodo porque el marrón y el verde-azulado combinan bien...

Este es un gran cambio que apareció en esa semana, movió su vida unos noventa grados, ¿Cuál era el otro? La aparición de una oferta salvaje. Una oferta de Jueves, de jueves después de ir a una escape room, donde salvaron la vida por un minuto y once segundos...

La oferta apareció de boca de un compañero, y le dió la oportunidad de pasar más tiempo en el agujero del donut español. Para colmo, la posibilidad de compatibilizarlo con el máster e incluso la posibilidad de realizar un doctorado...

Esto fue lo que giró la vida hasta ciento ochenta grados, y le permitió ver la vida desde una cima un poco más alta. Dejar atrás la necesidad de pedir dinero a la familia o al estado (que sigue siendo gracias a la familia por nunca dejar de trabajar por él)...

Y ahora después de contarlo, este sentimiento ya podrá ser recordado con tan solo leerlo, y todos aquellos que lo lean se sentirán identificados cuando le pasen cosas tan bonitas como estas.

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